La actriz, que ha hablado abiertamente sobre su bisexualidad, protagoniza Happiest Season, la comedia navideña de la temporada. Durante una entrevista se ha posicionado sobre una de las cuestiones que más debate está generando.
Happiest Season tiene muchas papeletas para convertirse en la comedia romántica de las próximas atípicas navidades. Los motivos son varios: está protagonizada por Kristen Stewart, que desde que en 2008 saltara a la fama por su papel como Bella Swan en la primera cinta de Crepúsculo se ha convertido en uno de los grandes rostros del Hollywood millennial, está escrita y dirigida por una mujer, Clea Duvall, y reclama un hueco para las historias de amor homosexuales en la lista de clásicos navideños edulcorados encabezada por Love Actually. El detonante de la trama, que llegará a las pantallas el próximo diciembre, es tan sencillo como estimulante: Abby (Kristen Stewart) va a pasar las vacaciones de Navidad a casa de su novia, Harper (interpretada por Mackenzie Davis), y piensa aprovechar la ocasión para proponerle matrimonio, pero al llegar se da cuenta de que la familia no sabe que Harper es homosexual.
Durante una entrevista con Variety sobre este trabajo, la actriz, que ha hablado abiertamente sobre su bisexualidad en otras ocasiones, fue preguntada sobre uno de los debates presentes en la industria: ¿es importante que los personajes homosexuales sean representados por actores ídem? «Pienso mucho en ello», contestó la actriz recordando que es una privilegiada por tener numerosas ofertas de trabajo y ser una mujer blanca y delgada que, en un principio alcanzó la fama como una mujer heterosexual, aunque después reconociera su bisexualidad. «Nunca he querido contar una historia que debiera ser contada por alguien que haya vivido esa experiencia. Dicho esto, creo que es un tema complicado porque eso significa que entonces nunca podré volver a interpretar a un personaje hetero si voy a empeñarme en que todos cumplan con la letra pequeña de esa regla. Es una zona gris», afirmó.
Y después abordó lo que para ella puede ser una de las claves: «Si cuentas una historia sobre una comunidad en la que no eres bienvenido, vete a la mierda. Pero si te conviertes en aliado y en parte de ella y hay algo que te ha llevado ahí, te puede dotar de una perspectiva única que puede valer la pena, no hay nada de malo en que aprendamos los unos de los otros. Así que no tengo una posición clara al respecto». Su compañera de reparto, Mackenzie Davis, no se identifica como lesbiana y, sin embargo, para Stewart es la «única persona que podría haber hecho ese papel conmigo». La intérprete zanjó el asunto asegurando que, a pesar de los argumentos que había expuesto, podría llegar alguien con una perspectiva distinta a la suya y hacerle cambiar de opinión. «Así que mi respuesta es, joder, piensa en lo que estás haciendo y no seas un idiota».
El pasado octubre la actriz fue entrevistada por la directora de esta película, Clea DuVall, para la edición estadounidense de la revista InStyle y afrontó a lo largo de la charla uno de los episodios que más han marcado su vida personal y profesional: cómo fue tratada cuando se supo que mantenía relaciones con mujeres, después de haber formado durante algunos años pareja con Robert Pattinson, uno de los nuevos galanes de Hollywood y quien había sido su compañero de rodaje y también pareja en Crepúsculo. “La primera vez que salí con una chica, me preguntaron inmediatamente si era lesbiana”, recordó Stewart. “Y fue como ‘Dios mío, tengo 21 años’. Sentí que quizá había cosas que habían herido a las personas con las que había estado. No porque me sintiera avergonzada de ser abiertamente gay, sino porque no me gustaba entregarme al público de esa manera. Lo sentía como un robo”, explicó la actriz que, reconoció que la presión mediática que vivió en aquel momento no solo le afectó a ella, también a su familia.
Stewart asegura que cuando leyó el guion de Happiest Season no podía creer que se fuera a producir una cinta así, que por fin una comedia romántica navideña fuera a estar protagonizada por dos mujeres. «Me dan ganas de protejerlas a las dos porque he estado en ambos lados de esa dinámica. He sido ese alguien que está pasado un momento duro reconociendo quién es, y también la otra persona que se acepta mejor a sí misma».
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